Nana Rodríguez Romero
Reunir a dos mujeres extraordinarias de la historia de la literatura y la pintura del siglo XX, en una novela, es un disfrute para el espíritu. La escritora mexicana, Helena Poniatowska, autora de una vasta obra reunida en novelas, cuentos, poesía , teatro y crónica, como La noche de Tatlelolco, La piel del cielo, Querido Diego, te abraza Quiela, etc; aborda la vida de la pintora y escritora ingIesa Leonora Carrington (1917-2011), mediante el género de biografía novelada, en la que narra escenas de la vida de la artista, nacida en el seno de la aristocracia que desafió desde niña, con su temperamento arrollador, marcado por una gran imaginación y rebeldía, conociendo a lo largo de su existencia, no sólo las tragedias del siglo XX en la Europa de la II guerra; sino también, como víctima del exilio, la cultura extraña del México ancestral y el cosmopolitismo de Nueva York.
A
través de sus 510 páginas, la autora, fiel a los hechos más significantes de la
vida de Leonora, a quien conoció de manera cercana; con un estilo sencillo y
ameno, conjuga la narración, con la erudición y la reflexión, mediante 56
capítulos salpimentados de gozo, dolor, sabiduría
y asombro, ingredientes con los que se construye una buena novela.
De esta manera,
se asiste a una historia de la cotidianidad y de la intimidad de la pintora,
exaltada y
marcada por las diversas épocas, circunstancias y lugares por donde transcurrió
su
vida. Desde su infancia en Lancashire, época temprana en la que su
excentricismo, su carácter fuerte y rebelde la hizo enfrentarse con la
autoridad de su padre y con las tradiciones y dogmatismos de la sociedad y de
la educación; su identidad con los caballos, reflejada en su posterior obra,
tanto así que en una conversación con su madre le dice que ella por dentro es
un caballo, y la madre le objeta que sólo ve a una niña vestida de blanco con
una medalla en el cuello, a lo que responde airada que es un caballo disfrazado
de niña, y además usa los dos hemisferios del cerebro, razón por la que la
trataron de “disfuncional”.
Se
podría decir, a través de la lectura, que Leonora Carrington fue una de
aquellas personas únicas, nacidas para crear y guerrear en la defensa de su
ser, libre de ideologías, dogmas y religiones, credos y partidos políticos; es
la imagen que se va construyendo a través de la escritura de Poniatowska en la
cual se deja entrever el carácter, la visión de mundo, y las emociones de dos
mujeres, conscientes de su lugar en la sociedad, quienes a pesar de su origen
aristócrata, con su pensamiento y acciones marcaron rupturas acerca del papel
de la mujer a mediados del siglo pasado, respecto del amor, del sexo, del arte,
de la familia, de la educación y de la política.
Los
diversos contextos que muestra la novela permiten conocer y re-conocer los
avatares vividos por la última pintora del surrealismo. Su pasión por la
pintura y el entrañable amor por el pintor Max Ernst, la llevan a huir de su
hogar y de su familia, a destruir los cánones de la estética tradicional, al
conocer a los surrealistas de la vanguardia como Bretón, Éluard, Artaud, Man
Ray, Duchamp, Dalí, Picasso, Miró, entre otros, y dejarse llevar por ese
torbellino en el que el vino, la poesía, el amor y el sexo, eran la vida.
Con
la nefasta aparición del fascismo en Europa, la Novia del viento se encuentra sola al ser apresado Ernst en un
campo de concentración. Trabajando como una campesina de sol a sol, logra
sobrevivir en el cuidado de sus viñedos, pero la soledad, sus visiones y
extravagancias la llevan a ser recluida en el manicomio y a sufrir dosis de
cardiazol, por orden de su padre, quizá el mayor infierno por ella vivido y
recordado con horror hasta sus últimos días.
La
literatura entre otras bondades, nos acerca al sentimiento de las épocas y a la
particularidad de la condición humana, en este caso de una artista del
surrealismo aunque ella expresara que todas sus pinturas eran reales, así como
sus cuentos; a los vaivenes de las
relaciones humanas signadas por la inmediatez, el deseo, los intereses
particulares, la guerra, el hambre, la locura, el exilio. Protegida por Renato
Leduc, un escritor mexicano que se enamora de ella, huye hacia América, huye
como el caballo blanco, en su cuadro Autorretrato
en el albergue del caballo de Alba. En primera instancia vive un tiempo en
Manhattan, en donde conoce a otros pintores como Chagall, Calder y Matta. Su
espíritu y sus manos revolotean sobre los lienzos y el papel, mientras intenta
adaptarse al nuevo país que se interesa por los surrealistas. Un poco perdida
como Alicia, a quien la novelista
introduce para relacionar la vida de Leonora con los diversos personajes de la
novela de Carroll, como una resonancia literaria y simbólica, sigue a su marido
para vivir en México.
Esta
novela, ganadora del Premio Biblioteca Breve del 2011, de Seix Barral, muestra
la vida de la artista que se parte en dos: Europa y América. En sus comienzos, la
estancia en un país extraño y virgen en el que todo está por descubrir, la
irrita, pues no entiende que la gente camine sin zapatos por las calles al lado
de sus perros y pavos; la comida es extraña, el idioma, las costumbres, la
crueldad heredada de los españoles cuando asiste casi obligada a una corrida de
toros, de la que sale aterrorizada y sintiéndose culpable por no haber hecho
nada para salvar a Tanguito, el toro.
Aunque la pintora vive hasta sus últimos días en México, no deja de ser aquella
amazona-caballo que toma té varias veces en el día.
Su
capacidad creadora no conoce la esterilidad o los períodos en blanco, su obra
es reconocida, tanto la pintura como la narrativa, y al final de su vida, sus
esculturas hacen parte del paisaje citadino en la gran urbe mexicana. Su obra, se nutre con las teorías de Freud y
de Jung, relacionadas con el inconsciente, más con Jung, en realidad; conoce la
meditación y el libro del I Ching, los hongos sagrados, la cábala. Se dice que
Leonora Carrington es considerada como una de las precursoras del feminismo en
su época, negaba ser la musa de algún artista, pues decía: “Ese endiosamiento
en la mujer es puro cuento, las llaman musas, pero terminan por limpiar el
escusado y hacer las camas”. A la vista de los otros, “Leonora era no una
poeta, sino un poema que camina, que sonríe, que de repente abre una sonrisa
que se convierte en pájaro, después en pescado y desaparece”, decía Octavio
Paz.
La
biografía novelada, de la escritora mexicana, tiene una armazón de círculos que
se tocan entre sí alrededor de Leonora como eje y el contexto cultural y
sociopolítico que se desarrolla entre 1920 y la primera década del presente
siglo. La vida cultural de México la llevan a reunirse con personajes de su
mundo artístico entre ellos la pintora Remedios Varo, también exiliada; con
ella Leonora establece una gran amistad para compartir la vida interior, hasta
que la muerte repentina las separa, dejándola en una gran desolación. En el
carrusel de la vida social conoce al fotógrafo húngaro Weiz, con quien tiene
dos hijos. Conoce a Jorodowsky, Luis Buñuel, León Felipe, Octavio Paz, Maria
Félix, asiste a algunas fiestas en casa de Frida Kalho y Diego Rivera, pero no
fructifica la amistad con ellos. El ambiente político que vive la UNAM con sus
movimientos estudiantiles en los que participan activamente sus dos hijos,
hacen que de nuevo la pintora huya con ellos hacia Nueva York, después de la
terrible masacre de Tatlelolco en 1968 .
La
lectura de esta novela, lleva al lector
a repasar la obra pictórica y narrativa de Leonora Carrington para comprenderla
mejor, pues la vida y la obra se entrelazan. Releer La dama Oval, Los conejos blancos, El séptimo caballo, o mirar sus cuadros llenos de imaginación,
símbolos e indescriptible belleza, abren un universo subjetivo en contraste con
las vicisitudes de su vida, sus amores, su familia, su constante exilio, la
angustia como remanente de la locura y sus prisiones.
De
esta forma, una vez más comprobamos que los verdaderos artistas en su gran
mayoría han sido signados por experiencias crueles en manos de los diversos
poderes que atraviesan el mundo y la vida, evidentes a través del arte, en este
caso de la literatura y la pintura.
Nana Rodriguez
- Escritora colombiana. Ha publicado los libros de poesía: Permanencias, Hojas en mutación, Lucha con el ángel, El bosque de los espejos,El oro de Dionisios. La piel de los teclados. Libros de minifición: La casa ciega y otras ficciones,El sabor del tiempo, Efecto mariposa. Estudio literario: Elementos para una teoría del minicuento. Invitada a varios encuentros de escritores y poetas en México, Uruguay, Venezuela y Colombia. Seleccionada para varias antologías nacionales e internacionales en poesía y minificción. Becaria del Ministerio de Cultura y ganadora del Premio Nacional de poesía Ciro Mendía 2008. Trabaja como docente de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
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