Recibir,
mostrar se capaz de recibir, requiere tanta iniciativa y generosidad
como dar, hasta el punto de que los egoístas, los enfermos del
intercambio, no sabrán nunca escuchar. No basta con que agucen el oido o
traten de comprender lo que se les ha dicho. Necesitarían instaurar
como un gesto soberbio un vacío estelar en el cual las palabras del otro
revolotean, mariposean, ates de alojarse a sus anchas. De la misma
forma que nos borramos ante las cosas que llenan nuestra mirada. A
continuación de lo cual se produce un tipo de experiencia maravillosa.
Un pensamiento diferente al mío adquiere sentido en mi. Pierre Sansot,
"Del buen uso de la lentitud"
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